sábado, 31 de mayo de 2008

Cuando Wendy dejó de saltar por la ventana



De repente se dio cuenta de que algo había cambiado. De que su entorno era diferente, que dejaban atrás los inocentes juegos y charlas sobre el futuro hasta horas intempestinas para su edad, para dar paso a un cruce de risas nerviosas y copas de alcohol.


Wendy les veía pasar, sentada en su columpio hecho por un viejo neumático que colgaba del árbol del jardín, mientras leía la última novela que su padre le había regalado. Entendía el cambio, comprendía que era lo propio... pero tenía la sensación de que seguían un camino ya marcado, sin detenerse a pensar si realmente era eso lo que deseaban. Quizás Wendy esperaba otra cosa, y no sabía cómo materializarla, esperaba que la vida fuera "algo especial".


Pasaron los años y ese "algo" aún no llegaba, seguía viviendo en un mundo hecho a su medida, un mundo que si bien era en el que ella había decidido, por voluntad propia vivir, no era un mundo real... ¿O sí? Porque al fin y al cabo... para qué estamos aquí si no para ser, en la medida de lo posible, felices... El problema comienza cuando ese mundo a medida te asfixia.
Fue en ese preciso momento, cuando Wendy tendió su mano, tomó el pomo de la puerta, cogió aire y salió a pasear.

Para "mi Wendy", siempre podemos volver a Nunca Jamás,

pero para ello es imprescindible y necesario...

miércoles, 28 de mayo de 2008

"La vida es demasiado corta para dedicarse al ajedrez" Byron



Para poder escribir, decía Lord Byron, se ha de estar loco o enamorado...


Y es que a veces la propia vida de los poetas superan su obra. Hace mucho tiempo que leí la biografía de Byron, y si no fuera porque todo aquello era real... podría resultar magníficamente trágica.


Una vida marcada desde su nacimiento por un padre déspota y mujeriego, del que heredó su pasión por las mujeres (un dato a destacar es que comenzó su dilatada vida sexual a la edad de 9 años... con su institutriz, una devota calvinista).

Por su lecho pasaron desde su hermanastra, a su biógrafo... Se enamoró de su prima, que tras morir trágicamente, cayó en una depresión, que le acompañaría durante toda su vida.


Poeta del amor y del desamor, "regaló" palabras tan ácidas como: «Te arrepentirás de haberte casado con el diablo» a Anna Isabella Milbanke, durante su noche de bodas; posteriormente, en su luna de miel, cuando pasaban por un pueblo, sonaron las campanas por un fallecido, Byron dijo: «Seguro que esas campanas tocan por nosotros».

Viajó y luchó por diferentes países siempre al lado de los desfavorecidos, Grecia, Portugal, España... fueron algunos de ellos, finalmente fijó su residencia entre Venecia y Pisa.

Byron era de esas personas que te obligas a odiar... porque sabes que te hará daño, sin embargo... Siempre quedará su obra póstuma, Don Juan.

Lord Byron tuvo un particular magnetismo personal. Consiguió la reputación de no ser convencional, ser excéntrico, polémico, ostentoso y controvertido. Muchos han atribuido sus capacidades extraordinarias a un trastorno bipolar, también conocido con el nombre de depresión maníaca. Siempre fue ácido y cruel. Se inclinó por los desheredados, los marginados, los miserables, y todo lo demás era hipocresía: nobleza, sociedad. Así era Lord Byron, un romántico cuya cojera no le frenó en su desdichado estilo de vida...

A veces la realidad supera a la ficción... por eso de vez en cuando me gusta leer biografías. ¿Vosotros habéis leído alguna que os marcara?

lunes, 26 de mayo de 2008

Y es que me pongo colorada...

¿Qué es el rubor?

El enrojecimiento o rubor en la cara es resultado de la vasocompresión (encogimiento) de los capilares sanguíneos que irrigan las zonas de la cara, especialmente de las mejillas y las orejas. Se produce en momentos de tensión. O eso es lo que dicen los libros.

!Madre mía! Yo debo de estar en una tensión continua entonces...

Soy de esas personas que me sonrojo con nada, al menos no me causa ninguna vergüenza desmedida. Es más, a veces hasta me adelanto y digo: Ya me estoy poniendo como un tomante... Así que ignorar el color de mi cara y sigamos con la conversación.

Eso sí, alguna que otra situación incómoda puede causar... Y ya no por ti, porque al menos en mi caso puedo intuir por qué me sonrojo, pero ¿y el otro? ¿Qué pensará la otra persona? Y he ahí, cuando empieza el problema real, cuando el "qué dirán, qué pensarán" prima ante ti.

Indagando un poco sobre el tema, más por curiosidad que por necesidad, he visto que existen páginas dedicadas al mismo, incluso foros!!! Cuando el rubor se convierte en problema puede ser realmente costoso. Enmascarado se encuentra en la mayoría de las veces, falta de confianza e inseguridad... Quizás algunas personas tenemos una especie de alarma social que les informa al resto cuando no nos encontramos agusto con alguna situación.

Como digo, a mí no me causa problema alguno, pero entiendo que yo misma me doy señales para ver mis "debilidades"...

... Y de repente ella se sonrojó, entonces y sólo entonces, él cayó rendido a sus pies...

domingo, 25 de mayo de 2008

Sabiduría octogenaria


La abuela de Amos Oz, un excelente escritor y periodista israelí, dijo una vez:

"Cuando no tengas más lágrimas, no llores, ríe"

Me encanta la sencillez y la aparente facilidad que tienen las personas mayores para pronunciar afirmaciones tan rotundas. "Cuando no tengas más lágrimas, no llores, ríe", qué fácil resulta decirlo y que complejo hacerlo... Incluso, cuando lo escuchamos, montamos en cólera y pretendemos hacer culpable de nuestra desgracia a aquella persona que tan sólo quiere apoyarnos. Buscamos un culpable, y en la mayoría de las veces erramos en nuestro deseo. Pero, ¿qué opción tenemos cuando ya hemos agotado todas nuestras lágrimas?

Pero las personas mayores no hablan con esta facilidad porque hayan perdido el sentido de la realidad, todo lo contrario, han vivido tanto en un mundo ficticio que año tras año se han ido desprendiendo de las capas que les apartaba , que nos aparta, de lo que es la esencia de la vida.

A veces, nos empeñamos en luchar contra imposibles, en querer que todo suceda como queremos, y no somos capaces de aceptar que nosotros no movemos los hilos de la vida, que hay cosas que no dependen de nuestros deseos... Los años te dan esa calma serena para poder afrontar lo que se te va presentando en el camino. No es resignación, es aceptación. Hay veces que luchar contra un imposible, además de resultar inútil, puede hacernos mucho más daño que el hecho en cuestión.

Envejecer es un proceso maravilloso, aunque haya gente que opine todo lo contrario. Por un lado, y principal motivo, es el hecho de seguir vivo. Creo que aún existen personas que no valoran lo suficiente el hecho de seguir contando los días. Y por otro lado, porque los años te recompensan, te van dando una visión mucho más real de lo que es la vida. No es un camino de rosas, pero tampoco es un sendero de espinas...

Sin embargo, existe gente, que por muchos años que pasen, no envejecen... sino que se petrifican.


jueves, 22 de mayo de 2008

I don´t understand

No te levantes de donde estás, hasta que hayas dejado de pensar en un elefante blanco.

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¿No puedes?

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Será que la mente no entiende de negativas...


martes, 20 de mayo de 2008

Hoy estoy triste


Sí, y no sé por qué.

Reviso y me paso lista:

- Conflictos laborales: lo normal.
- Conflictos emocionales: los que me creo.
- Familia: genial.
- Amigos: estupendo.
- Ilusión: saldo negativo... ¿por qué? No lo sé...

Un mal día... puede ser...

Uno de esos días en los que te sientes mal y tratas de buscar el por qué. Leyendo este domingo el Semanal de El País, me sorprendió una frase, que a modo de augurio, hoy me puedo aplicar:

"Dejemos claro, pues, que no es la mente la mala de la película, sino nuestro afán por pensarlo todo. Somos lo que pensamos." (Xavier Guix, No deje que la mente le vuelva loco)

Hoy estoy triste.

martes, 13 de mayo de 2008

La utópica fuerza de un aleteo


Hay gente que nace para luchar, que son guerreros sin armadura o bandoleros sin pistola. Tienen claros sus objetivos, se afanan hasta la última gota de esperanza y no se dan por vencidos. No les importa tener al mundo en su contra, o no tener, simplemente, a su entorno más cercano, que en la mayoría de las ocasiones, pesa más que todo el planeta sobre tu espalda


Prisioneros de sus deseos y carceleros de su razón.

Ella desde muy niña tenía claro que la única dueña de sí misma era ella, que nada ni nadie le haría cambiar de opinión, sabía lo que quería y como tal actuaba. De nada sirvieron opiniones encontradas, ni reproches a deshora... porque si bien no era fácil escaparse a hurtadillas de los barrotes que la sociedad le imponía, para ella no existía prisión tan fuerte como para hacer que su corazón entrara en razones.

Cuando una persona quiere de veras, las fuerzas se alían con ella y es capaz de mover montañas. Tienen fuerza a fuerza de palos, pero esa fuerza se debilita a veces, se pierden en su laberinto... Se debilita, paradojas de la vida, por el simple aleteo de una mariposa. Y aunque de todos es conocido el "efecto" que produce, por muy lejos que se encuentre de nosotros, y por muy fuerte que sea el movimiento que nos provoque, la fuerza originaria de esas personas hará que de nuevo tomen las riendas de su vida y sepan conducirse por su mejor camino... Porque estas personas hacen de su propia esencia el camino a seguir.



Tan sólo es el comienzo, una pequeña introducción...
TÚ sabrás rescatar de mis próximas entradas aquello que te hace inquietar...

domingo, 11 de mayo de 2008

II

Abrió la puerta, entró en casa, soltó el bolso sobre el sofá y con él se vació de fuerzas y cayó desplomada sobre el mismo. Sentada, erguida, con la mirada ausente y con las llaves aún en la mano, se quedó unos instantes. Estaba sola. El resto, estarían reunidos, arropándose hasta que pasara el temporal. Ese temporal que aparece y desaparece en la familia Esquiza, con demasiada frecuencia.

Pero esta vez, ella no tenía nada que ver, nada que pudiera hacer para solvertar lo ocurrido... Y sin embargo, no estaba con el resto. Nunca formó parte de la familia o al menos nunca la trataron como tal.

Giró levemente la cabeza, con esa mirada que parece arrastrarse entre el entorno y vió parpadear la luz del contestador:
"Martina, me acabo de enterar... Lo siento pequeña... Tengo algo importante que decirte, llámame en cuanto escuches esto... "

lunes, 5 de mayo de 2008

Aquella maleta verde


Me llevaba mi estuche de acuarelas, mi muñeca, y todos mis tesoros... esa era mi maleta cuando nos íbamos a la playa. Estaba formada por todo aquello imprescindible para pasar 15 días fuera de mi castillo. Con todo aquello que necesitaba para ser feliz... Todo cabía en una pequeña maleta verde...

El viaje era eterno, porque el tiempo cuando eres pequeño es diferente, los días duran el doble, por eso eres el doble de feliz. Me gustaba ese viaje, porque iba a pasar mi verano en la playa. Jugaría con la arena, haría castillos (con foso y puente para que el príncipe pudiera llegar hasta la torre donde se encontraba la princesa), me bañaría durante horas y horas, cogería conchas blancas para después pintarlas de colores mientras todos dormían la siesta y me haría pulseras con ellas, y serían mi tesoro, y todo sería así de sencillo...

Y un buen día esa maleta verde se queda pequeña, y es entonces cuando los días empiezan a durar 24 horas. Mezclar colores en un vaso de agua y adivinar de qué color tornará, deja de ser tan divertido, y el cepillo de dientes y el cargador del móvil pasan a ser el cubo y la pala... Cuando se queda pequeña esa maleta es cuando tus alegrías también se quedan pequeñas, y necesitas una más grande pensando que cuanto más espacio tengas, más felicidad podrás llevar.


Estás tan equivocado... Cuando dejas esa maleta verde por una mayor es porque necesitas más cosas para ser feliz, y eso... eso queda lejos de la dicha que te aportaba aquel pincel o aquella goma de saltar.


Siempre recordaré con añoranza aquellos años en los que toda mi felicidad cabía en aquella maleta verde.




sábado, 3 de mayo de 2008

Canción de invierno

Tú querías una canción,
querías una balada eterna que te viera envejecer,
que te vistiera temprano
y te desnudara al anochecer.
Tú querías una canción,
una demasiado lenta y que hablara de amor.
Que durara por siempre
y que no dijera adiós...
Yo te canté una simple canción de invierno
para soñar esperando que volviera el sol.
Yo no hice más que una suave canción de invierno.
Nunca dije de cantarla los dos.
Nunca dije para siempre.
Oíste armonías imaginarias.
Soñaste melodías que a mi me ataban
para llenar el vacío en tu canción
pero yo ya no estaba.
Yo te canté una simple canción de invierno
para soñar esperando que volviera el sol.
Yo no hice más que una suave canción de invierno.
Nunca dije de cantarla los dos.
Nunca dije para siempre.
Ahora que la nieve pasó
llevándose todas las notas que dejó mi voz
Ahora que los días se alargan más
me olvidarás
Yo te canté una simple canción de invierno
para soñar esperando que volviera el sol
yo no hice más que una suave canción de invierno.
Nunca dije de cantarla los dos
nunca dije para siempre...
...Nunca dije de cantarla los dos...
Nunca dije para siempre...
-M Clan-

viernes, 2 de mayo de 2008

El sentido de los días



...Los días se atropellan y pasan sin avisar, los meses expiran sin darnos cuenta de qué nos decían...

Y es que hay días que les robamos el protagonismo, que los relegamos a no ser más que 24 horas sucesivas, con el tic tac del reloj quedamos hipnotizados y se nos escapan las ganas y las fuerzas para hacer de ese día algo más que la sucesión infinita de segundos.

Mirando al calendario, pensé: "Qué triste la vida de los días" A tan sólo 24 horas se reduce su existencia, al doble paso de las agujas del reloj... Sin embargo, pensé, hay días que se hacen eternos, que parecen no tener fin... Y otros a los que parece que les han robado horas, que les han arrebatado la mitad de la vida y te quedas con ganas de más... sabiendo que, a pesar de que le sucederá otro día, nada será comparable con el anterior.

Hay días felices, días tristes, días en los que es mejor no haberse levantado y días en los que parece que todo el mundo se ha vestido con su mejor sonrisa... Días que quedarán grabados a fuego, y días que carecen de sentido.

Me paso la vida contando días, días que faltan para que suceda tal cosa, días que hace que sucedió... Mi vida parece que se reduce a estar en una sala de espera, esperando a que suceda algo, algo realmente bueno... pero nadie entrará en mi sala si mantengo la puerta cerrada. Y sin embargo, no me siento sola, en mi espera no estoy sola...


¿Qué sentido tiene la vida?
¿Qué sentido tiene el paso del tiempo?


Mi inconformidad hace a veces que la tristeza se me instale en el ático, y se pase una temporada ahí... Si bien mi puerta puede estar cerrada, mis ventanas se mantienen entornadas...