lunes, 28 de abril de 2008

I

Y cuando ella quiso levantar la voz, ya era demasiado tarde, no había nadie en la sala. De nuevo estaba sola, como hace años en casa de su hermano Mateo, cuando sucedió todo y nadie corrió a ampararla. Parece que la vida la volvía a situar cara a cara con ella misma, y eso era lo que más terror le ocasionaba.
Las yemas de sus dedos acariciaron el frío cristal, mientras su mirada ausente intentaba dilucidar algo entre aquel amasijo de sentimientos.
Por un momento se estremeció.
“Cabeza alta señorita”… El sonido de sus pasos fue su única compañía, mientras abandonaba la sala.

domingo, 27 de abril de 2008

Hoy me acuerdo de vos

Todo podrá cambiar, dar mil vueltas a la razón, ponerte del revés el alma...






... sin embargo, lo vivido conforma un poso, que como café pasado te hace revivir el sabor de aquellos días...
A veces tengo ganas de atrasar tanto las agujas del reloj y verme en épocas pasadas, que se me olvida vivir en presente.
Me veo aún con cerezas a modo de pendientes en verano cuando en casa de los abuelos se me pasaban las horas, los días, los meses... cuando intentaba no salirme de la raya en mis dibujos con acuarela, cuando sacaba las piernas por las rendijas de la ventana para que me diera el fresquito, cuando me iba a pasear con mi abuelo por el barrio bajo los toldos para escaparnos del sol o cuando le pintaba las uñas a mi abuela mientras escuchábamos la radio y les cantaba...
A veces vuelvo ahí, a ese piso, ya ocupado por otra familia, por otros recuerdos, y revivo de nuevo esos veranos... esos calurosos veranos donde en el parque, el jardinero me refrescaba con el riego, iba empapada a casa y mi abuelo guiñándome un ojo le decía a la abuela que eran cosas de críos...


A veces tengo tantas ganas de atrasar tanto las agujas del reloj, que se me olvida vivir en presente...

Pero esto tiene que cambiar porque esto dejó ya de tener sentido


...y mientras tus flores decoran mis recuerdos...

sábado, 26 de abril de 2008

Cuando todo era más fácil


Y ahí estoy yo, sentada en el suelo, con el vestido lleno de pintura y los churretes de Nocilla que parecían no tener límites en mi cara. “¡Violeta! ¡Cusha, qué hase otra vé tirá en el suelo, va a cogé una pulmonía!” me dice mi yaya, la pobre ha tenido que criar a cinco hijos y ahora disfruta conmigo, como si fuera el mejor regalo que la vida le ha mandado. Mientras, mi abuelo, guiñándome un ojo me incita a que siga pintando con mis pequeñas manitas, porque para qué utilizar un pincel... las manos, como el mundo, a los 2 años tienen miles de posibilidades, que con el paso del tiempo se merman y limitan a lo estandarizado. Me aburro, me levanto, voy a la cocina e intento coger unas cerezas que tiene mi abuela en un recipiente con agua. No llego. Grito. Y ahí está mi abuelo para alzarme. “¿Dónde están las caras bonitas?”. Sonrío. Me las pone en las orejitas “ole, mi niña que guapa que está”

PARADA SOLICITADA


“Erasé una vé, una cabrita muy pequeñita que tenía una mamá...” de nuevo mi yaya me contaba el mismo cuento, me lo sabía de memoria, pero me encanta escucharla y quedarme dormidita entre sus brazos, en la butaca de la terraza mientras el sol acaricia su rostro lleno de arruguitas que me divierte tocar.


...Creo que es tu parada Violeta, ¿bajas?


A veces no me soporto, entonces cojo y me voy, me voy a mi mundo donde pintar con las manos era mi única tarea y donde mis pendientes eran cerezas... al rato vuelvo a ver qué tal estoy, cómo me va.

miércoles, 23 de abril de 2008

La esencia de tu mirada es el sabor de la caricia que derramas cuando me escuchas



Fue verle y pensó, quiero que se pare el tiempo.

Sus sentidos se pusieron al servicio del compás de su corazón.

martes, 22 de abril de 2008

23 de abril


Palabras, palabras, palabras...


Palabras que unidas trenzan historias, palabras persiguiéndose que te empujan, te alzan, te arrastran a lugares insólitos... Palabras que como huellas sigues inconsciente, confiado y dichoso de saber que el lugar dónde vas, va a ser de tu agrado.

Palabras, te hacen desenvainar la espada, cruzar océanos, resolver crímenes, pasear por Manhattan, bucear en el Caribe, investigar en Alaska... y hasta acariciar a la luna... Porque todo lo que seas capaz de transcribir, serás capaz de sentir...

Palabras que te hacen sentir... Matices, suaves caricias líricas, buscas la palabra, a veces escurridiza... El poder de la palabra es dejado caer en el tópico, pero pensad, pensad en descripciones que os han hecho llorar, sentir, erizar la piel... como si fueras capaz de tocar, oler y VIVIR todo lo que estás leyendo. Es más, a veces, necesitas leer dos veces un mismo párrafo para ser capaz de descubrir todo lo que tras esas frías y simples palabras ocultan tras su grafía. Todas las palabras que necesitas para describir a una sola de ellas, porque nada es tan simple como parece... porque es necesario ponerse las gafas para ver...




... Gracias a las palabras no eres una isla...




...El poder que tienen las palabras es patrimonio común,
no se relega a unos pocos,
el problema comienza cuando esos pocos
lo arrebatan a la multitud...

Tiende puentes... tú que puedes...

Es vital para la condición humana saber comunicarse,
te expande, te gratifica... te acerca y te hace partícipe de la realidad...


jueves, 17 de abril de 2008

Hay que ser muy fuerte, para asumir tu fragilidad



... Y es que a veces sigo siendo aquella que antes de escribir, por no hacer un borrón, se le pasaban las horas imaginando, ideando, recreando... toda la historia en su mente... Sin llegar nunca a escribirla ...





... hasta el cristal más frágil es capaz de herir...

jueves, 10 de abril de 2008

Señales


No sé si están en la mente de las personas. No sé si son meros mecanismos de autoconvencimiento, o todo lo contrario. No sé si son escudos o letreros luminosos. No sé, ni si quiera si son reales. Pero sé que existen.

Señales. Señales que notas, que sientes, que te hacen volver la cabeza, que te hacen plantarte en un sitio o huir de él. Señales, que te guían, que te abren los ojos, que te hacen seguir, que te hacen frenar... Señales que te enseñan.


Están ahí, siempre. No son aleatorias. La cuestión es si quieres o no darte cuenta, si quieres seguirlas o darles la espalda. La cuestión es si estás receptivo, pero no a ellas, sino a ti mismo. Las señales no son algo ajeno a ti, cuando dudas en una decisión estás mucho más permeable a todo sentimiento, a todo tu entorno, como si estuvieras esperando que alguien o algo te dijera o mostrara... una señal que seguir.




Y es que cuando estás en el fondo de un pozo sin luz, hasta una tela de araña te parece el mástil más seguro y fuerte al que asirte. Este sentimiento lo tomo como una máscara, como algo irreal, como una manera de huir y escapar. No es, al menos para mí, una señal a seguir.




... Y sin embargo, en ese preciso momento, me picó la ceja izquierda.


Pienso, que hay personas más sensibles, capaces de captar hasta el más ínfimo átomo de luz.

domingo, 6 de abril de 2008

Como yogures, con fecha de caducidad





Hoy he escuchado en la televisión una noticia que me ha hecho cuestionarme un par de cosas. ¿Existe el destino? o sólo son banales casualidades... Se trataba de un superviviente de dos atentados de origen islamista en nuestro país. El primero de ellos hace 23 años en una cafetería, y el segundo el hecho que conmocionó a nuestro país más recientemente, el 11M. Un hombre, que estuvo el día, lugar y momento preciso, un hombre que expuso su vida inconscientemente dos veces, un hombre que, paseándose ante la muerte, ha logrado burlarla.




He pensado muchas veces sobre este tema, sobre si realmente tenemos nuestra vida marcada, si al nacer nos tatuan con tinta invisible nuestra existencia, y como simples títeres seguirmos los pasos ya marcados... uniendo nuestra huella a dicho paso y sellando así nuestro destino. Dejando recorrer la pupila sobre las letras de nuestro futuro...


Sería una visión muy simplista. Es decir, ¿qué es lo que debo hacer? ¿Nada? Si todo está marcado ese "nada" también estará escrito... Si en cambio muevo ficha... ¿tampoco será un movimiento propio? Lo que para unos puede servir de un lastre psicológico, una mordaza a tu voluntad, para otros puede ser el colchón emocional que les permita avanzar sin miedos a errores, sin reflexionar con temor a sus acciones... Al fin y al cabo, si todo está escrito... Qué temer...


No me da miedo equivocarme, me da miedo no permitirme hacerlo...