Abrió la puerta, entró en casa, soltó el bolso sobre el sofá y con él se vació de fuerzas y cayó desplomada sobre el mismo. Sentada, erguida, con la mirada ausente y con las llaves aún en la mano, se quedó unos instantes. Estaba sola. El resto, estarían reunidos, arropándose hasta que pasara el temporal. Ese temporal que aparece y desaparece en la familia Esquiza, con demasiada frecuencia.
Pero esta vez, ella no tenía nada que ver, nada que pudiera hacer para solvertar lo ocurrido... Y sin embargo, no estaba con el resto. Nunca formó parte de la familia o al menos nunca la trataron como tal.
Giró levemente la cabeza, con esa mirada que parece arrastrarse entre el entorno y vió parpadear la luz del contestador:
"Martina, me acabo de enterar... Lo siento pequeña... Tengo algo importante que decirte, llámame en cuanto escuches esto... "
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