Siempre me pareció que la fuerza de Mateo podría llegar a vencerle algún día, ganarle el pulso. Me equivocaba, gracias a ella los intentos fallidos de volver a caminar no mermaban ni un ápice de su arrojo. Mateo caminaría de nuevo, al menos eso llevaba haciendo en la mente de todos durante estos dos últimos meses… Tan sólo
faltaba que la realidad mimetizara esa imagen clara que se cristalizaba en nuestra retina utópica.
Mateo cree en su fuerza, cree en él, en sus posibilidades… y en las posibilidades menos posibles, en las que se enmascaran de contradicción… Disidente incorregible.
- Rezaré por ti- se despedía siempre Matilda mientras le besa la frente.
- No pierda el tiempo conmigo… Ya sabe que mis relaciones con las altas esferas nunca han sido, lo que se suele decir, demasiado cordiales…
- Hijo, todos estamos bajo un mismo Padre, Él nos ama a todos por igual… Él nos creó y siempre le tendremos…
- No fue Dios quien creó al hombre a base de barro, sino el hombre a Dios a base de miedos, Matilda, no se confunda…
- Ay, hijo mío… Espero que llegues, algún día, a darte cuenta de lo equivocado que estás…
- Quizás Matilda, quizás… Si Dios quiere…- y guiñándole un ojo se despedía hasta la siguiente visita, mientras se incorporaba para el segundo intento de alzarse erguido de la tarde.
No intentarlo por miedo a fracasar es como suicidarse por miedo a morir.
2 comentarios:
hazlo no lo hagas. Pero nunca lo intentes..
me encanta esa frase de Yoda :)
ánimo Mateo!!
¡Qué gran hombre este Mateo...!
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