Antes de dormirme solía mantener esas conversaciones que durante el día bien no me atrevía, bien no tenía la oportunidad o simplemente eran imposibles... Me gustaba idear situaciones, con protagonistas reales e inventarme mis argumentos... y los suyos...
Me gustaba vivir esas situaciones irreales... Era como escaparme a un lugar real, con gente real, pero de cuyas bocas se hilavan conversaciones que estaban en mi mente y no en la suya. Era como si tomara prestados sus cuerpos, sin su permiso, y su voz e hiciera que como títeres bailaran a mi son.
Tan sólo la dama blanca que me acompañaba cada noche sabía de mis hurtos...
2 comentarios:
me gusto mucho, gran sensibilidad
saludos
david
Yo solía hacer eso también, e incluso aún me pasa de vez en cuando. Era como mi momento en el que soñaba como quería que fuera la realidad...
Me encanta como escribes!!
Bss
MRT
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