miércoles, 27 de enero de 2010

Querida Juliet,

Recuerdo cuando tocabas a solas, en la pequeña salita de casa de tus padres. Iba a recogerte para dar un paseo por la plaza, ¿lo recuerdas? Siempre tenía que esperarte. "La música me atrapa y no me deja marchar", me decías risueña mientras me besabas.
La música era tu pasión y yo sólo el descanso entre partitura y partitura. Me sentía el hombre más afortunado del mundo, sin embargo.
Para mí, la felicidad solo podía llevar tu nombre.
He pasado mi vida junto a ti, aún antes de conocerte y hasta ahora, cuando tu presencia inconexa te roba los recuerdos, sigo pensando que mi existencia tiene sentido porque sigues a mi lado.
Sé que cuando cada mañana te repito tu nombre, el mío, el de los chicos, cuando te digo que eras el primer violín de muchas composiciones, cuando te enumero los miles de sitios que hemos visitado juntos, las miles de cartas escritas testigos de nuestro amor... Me sonríes, simplemente me sonríes... Y tu sonrisa ingenua y desmemoriada me parte el alma...
Sin embargo, no tienes de qué preocuparte porque yo podré con el peso de los recuerdos por los dos, yo te seguiré repitiendo cada mañana tu nombre, el mío, el de los chicos, te diré mil veces lo mucho que te quiero... para asegurarme que ni un solo segundo te sientas perdida y olvidada.
Cada día escribiremos una página nueva, sin tener en cuenta el resto, como si ésa fuera la única página de nuestra vida.
Un afectuoso beso. Tuyo por siempre,
Joseph

1 comentario:

Winding Moon dijo...

Que bonita entrada. Me gusto mucho.
Te sigo desde mi blog.

Un besito de ensueño =)