
"Leer buenos libros te impide disfrutar de los malos"
No sé si fue ésta la frase que me incitó a lanzarme a leer compulsivamente el libro, o su impactante título "La Sociedad Literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey", pero sin duda ha sido uno de los hallazgos más interesantes de los últimos meses.
La novela basada en el género epistolar y escrita a cuatro manos, nos sitúa en la Inglaterra de la posguerra (1946). La escritora Juliet Ashton, que reside en Londres, recibe la carta de un desconocido miembro de esa curiosa sociedad literaria, y este hecho posteriormente llevará a nuestra protagonista a la Isla de Guernesy, situada en la zona del Canal de la Mancha.
A través de las cartas la autora nos moverá en el tiempo con gran maestría, y descubriremos con Juliet como se vivía antes, durante y después de la ocupación nazi en la Isla. La guerra una vez más como telón de fondo, pero la historia es transportable a cualquier guerra, pues sólo a través de situaciones límite podemos descubrir lo mejor y lo peor del ser humano. 

Se trata de un libro con referencias constantes a grandes obras y autores: Wilkie Collins, las hermanas Brönte, Wilde o Charles Lamb, e incluso a clásicos como Séneca. Las pequeñas cartas te harán reír y llorar en un mismo párrafo...
Juliet Ashton terminará conquistándote. Una mujer inteligente, con un humor irónico y con ideas adelantadas a su época:
"Te lo juro, Sophie, creo que hay algo en mí que no va bien. Todos los hombres que conozco son insoportables, quizás no debería apuntar tan alto, tampoco tan bajo como el doctor canoso que chasquea la lengua, pero bajar un poco el listón, sí. Ni si quiera puedo echar la culpa a la guerra... nunca se me han dado bien los hombres, ¿verdad? [...] No quiero estar casada sólo por estar casada. No hay nada que te haga sentir más sola que pasar el resto de la vida con alguien con quien no pueda hablar, o peor, con alguien con quien no se pueda estar en silencio"
Y por supuesto por sus referencias a la Literatura:
"Esto es lo que me encanta de la lectura; en un libro encuentras un detalle diminuto que te interesa, y este detalle diminuto te lleva a otro libro, y algo en ése te lleva a un tercer libro. Es matemáticamente progresivo; sin final a la vista, y sin ninguna otra razón que no sea por puro placer"