miércoles, 30 de julio de 2008

Sirenas varadas



A media noche Abel siempre sacaba las grandes bolsas de basura que se habían acumulado durante todo el día en Mester´s Café. En el callejón se agolpaban alrededor de los contenedores decenas de bolsas con las sobras de adinerados personajillos, que solían darse cita en aquel restaurante de la esquina de la calle 12.

Ese cruce de caminos era precisamente la oficina de trabajo temporal de Claire. Claire debía ir convenientemente uniformada, con la lycra como fiel aliada y el carmín como compañero de fatigas. A las doce en punto, no fallaba el ritual de prender un cigarrillo y esperar a que la clientela diera muestras de interés, mientras se mordía las despintadas uñas.

- Buenas noches mi capitán- decía la joven levantando levemente la barbilla.
- Buenas Claire, ¿qué tal va la noche?
- Parece que el mar está hoy revuelto...
- ... Pues ya se sabe entonces- contestó Abel mientras se secaba el sudor de la frente con una gamuza vieja.
- A ver si pica alguno, ¿no?- sonrió triste la joven.
- Tranquila, la noche pasará rápido...
- Cierto es, el tiempo pasa volando en noches de amor efímero...

No hay comentarios: