lunes, 7 de julio de 2008

Colgada de tu semicorchea...


La memoria de los sentidos parece ser más férrea que la, digamos, racional. Mucho menos controlable y mucho más independiente a nuestros deseos. Se rige por ella misma, sin tenernos en cuenta, y nos barre con recuerdos diluidos que son imposible de ignorar.



A todos nos ha pasado estar escuchando la radio y de repente, sin previo aviso, sin que nadie nos haga ponernos en pie y portar nuestro escudo en posición defensiva, los acordes de una melodía se cuelan hasta el fondo de ese rincón olvidado en tu memoria. Una imagen, o más bien una sensación nos aborda y nos arrebata la lucidez del momento.


A veces resulta extraño, o cuanto menos curioso, la relación que se puede establecer entre un momento de tu vida y una canción. No me refiero ya a esas canciones que van irremediablemente cosidas a una relación, me refiero a aquellas melodías que sin tener una aparente coincidencia, bien por letra bien por ritmo, se terminan identificando con un recuerdo.


Hay canciones que me es imposible escucharlas sin dejar de derramar alguna lágrima, otras han terminado por convertirse en terreno prohibido... En cambio, otras, me regalan un billete para rememorar sensaciones aparentemente ya olvidadas...




... que con tan sólo un par de notas hacen que mi corazón

baile un tango con tu recuerdo...


1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuánta razón tienes, hay ciertas canciones que nos llevan a sensaciones quizá medio olvidadas... No sé cómo he llegado a tu blog, pero lo poco que he leído me está gustando mucho. Sigue escribiendo y soñando, aunque sean "malos tiempos para los soñadores". Tarde o temprano, de lo que se siembra se recoge ;)

Un beso,

Gemma