jueves, 17 de julio de 2008

Se busca oído para tus palabras


En más de una ocasión he pensado que el hecho, o virtud, de saber escuchar es como el extra de los coches… Algo que no viene de serie.


Desahogarse, hablar, confiar, explicar… es necesario para todo el mundo. Para todo el mundo. Pero hay gente que parece haberse quedado en la primera parte del feedback, y más que hablar de retroalimentación podríamos denominarlo autoalimentación… Vamos el “yo me lo guiso, yo me lo como” de toda la vida.

Podríamos pensar que tanto el que habla como el que escucha forman un tandem perfecto, pero… creo que no se cumple del todo o al menos equitativamente. El que habla siempre necesita un oído dispuesto a “aguantar” el chaparrón, eso o no le importa ser tomado por, digamos, “distraído” de la realidad… El que escucha no siente la necesidad de ser el paño de lágrimas de la gente, repito, por lo general… Siempre hay raritos…

Así que si por ventura tenéis esa virtud… ¡que Dios os coja confesados! Porque quizás tengáis complicado encontrar a quien contar vuestros pecados.

2 comentarios:

O.Green dijo...

Debido a mi habitual estado de silencio me toca ser paño de descarga de algún que otro amigo. Asuntos sentimentales que parecen no terminar nunca resuenan una y otra vez en mis oídos. Mi salud mental empeora con cada episodio y temo no ya desconectar la escucha, algo que ya me ha pasado alguna vez, sino acabar contando como propia la historia a ese mismo plañidero...También puede uno engañarse y decirse, para qué si no están los amigos...Pues sí pero cuando uno siempre es quien se traga las historias interminables de otros acaba comportándose raro. Uno de estos síntomas inequívocos de locura incipiente consiste en escribir entrada la nochen en blogs de personas extrañas.

silvia dijo...

Bienvenido al maravilloso mundo de la locura O.Green...