jueves, 9 de octubre de 2008

La crueldad de unos puntos suspensivos...


Tres. Alineados en fila sucesivamente. Pequeños. Redondos. Amarrados a la palabra que les precede. La siguen callados, encerrando significados que hasta ellos desconocen. Portadores de enigmáticas misivas.

Como tres puñales se le clavaron en el corazón esos tres gritos sordos, que resquebrajaron sus sueños instantáneamente.

La ambigüedad disfrazada. Cobardía o indecisión.

Se preguntaba si realmente esas ínfimas grafías significarían lo que para ella estaba escrito con nítidas letras negras. Toda su vida parecía suspendida mediante tres pequeños alfileres.

Leyó de nuevo la carta, su rocambolesco final y sus tres suspiros ahogados como dilatando la agonía.

En el fondo, pensó, quizás sea lo mejor.

Y así es como su vida giró entorno a unos puntos suspensivos...

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