miércoles, 15 de octubre de 2008

Y su vida tornó a blanco, como el virgen papel


El hastío iba carcomiendo su espíritu bohemio, la creatividad quedaba amordazada en el fondo de un pasadizo sin salida. No más inspiración, no más recursos, no más magia.

Las musas, adúlteras, se fugaron con otro, más joven, más lleno de vida, más lleno de ilusión... más llenos sus bolsillos y vacío su corazón.

Pero qué podía reprocharles a ellas, si las vendía al primer fulano con una copa de whisky en la mano y mil mentiras escondidas en la manga... Un trago a cambio del deseo una noche de invierno, del calor robado de unos besos amargos.

Consumiéndose como el último hielo de esa copa envenenada, que le enganchaba a la barra de aquel sucio tugurio... El viejo creador de historias moría ahogado, diluyendo lo que fue en una mezcla de alcohol sin grados y vida sin días. De llanto sin lágrimas... de recuerdos olvidados.

Todo comenzó, todo terminó, el día en el que el viejo creador de historias olvidó quién fue. Olvidó su vida. Olvidó su nombre. Olvidó el olvido. Y su vida tornó a blanco, como el virgen papel.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece de una delicadeza sublime. Los giros que utilizas son muy buenos... Me gusta la manera que "nos haces" pensar que era un borracho, que echa las culpas al resto por no tener inspiración... "haces pensar" q es el alcohol el culpable... y en realidad sufre una terrible enfermedad llamada Alzheimer.

Me encanta, t lo he dixho?

Elena Cardenal dijo...

A mi también me ha gustado, pero yo lo he entendido de otra manera. Como aquel que ha olvidado quien es (por diferentes cuestiones de la vida, o que la fama se le ha subido a la cabeza) y por ello, su forma de escribir (con lo que la inspiración ya no existe). Es triste olvidar quien eres y no quererte, porque asi los demás no lo harán tampoco, aunque antaño hubieses sido alguien.
Es otra interpretación...

Un saludo!