domingo, 13 de enero de 2008

A veces me cojo y me voy



Cada día parece una copia del anterior y sin embargo siempre hay algo nuevo... será el resultado de ir con mi "microscopio" siempre acuestas, aprender a ver las cosas pequeñas... y saberlas disfrutar. Algo que una persona, que me seguirá cuidando, allá donde esté me enseñó.



Será que parece que las cosas vuelven a su curso, que el río aquel volvió a su cauce natural. La vida a veces tiene un método un tanto cruel para enseñarte determinadas cosas, te pone a prueba: yo te doy esta enseñanza (que te servirá para toda tu vida), a cambio tú me das tus pilares... Complejo feedback. La vida siempre se va a salir con la suya, te arrebatará tus pilares, a cambio de enseñanzas para saber construir otros... y yo me pregunto: ¿qué necesidad tengo yo de variarlos si me va bien? Aquí estamos de paso, y de paso tenemos que aprender a ser felices, nos guste o no.

¿La felicidad tendrá un precio? pregunto.



Hay cosas que por muchas vueltas que le des, por muchos microscopios que lleves encima, no encuentras explicación a lo que pasa... simplemente pasa. Esa quizá sea la "enseñanza" que más me ha costado comprender, o más bien, esa ha sido la realidad que más me ha costado asimilar. El no tener una explicación, cuando básicamente todo lo basamos en demostraciones, pruebas, comprobaciones o análisis, para algo que ha sucedido, entonces nos desconcierta, nos altera, exalta, enerva... nos destruye. Hay cosas que se escapan de nuestras perfectas definiciones, de nuestros "colchones emocionales" fabricados con excusas y eufemismos, que nos hacen la vida más fácil... ¡benditos sean! pero amigo, cuando tu diccionario no tiene palabra para definir lo que sientes o peor aún, no sirve tu "buscador" para darte una respuesta... ahí tienes un problema, mejor dicho, TU problema. Porque entorno a él, girará lo más importante para ti, TÚ. Y es que en el fondo, no es egoísmo, es puro instinto de supervivencia... cuando el dolor te toca, no ves más, simplemente TÚ has sido el elegido para pasarlo mal en ese momento y lo vives como tal.

Pero afortunadamente hay cosas que por muchos giros inesperados que sucedan, su fuerza centrípeta nos hace cerrarnos más en nosotros mismos y darnos cuenta que la única persona que nos puede ayudar, somos nosotros mismos.



Carpe Diem, porque mañana Dios dirá...
a veces no me soporto, entonces me cojo y me voy
y al rato vuelvo a ver qué tal estoy...
cómo lo llevo.

No hay comentarios: