jueves, 10 de abril de 2008

Señales


No sé si están en la mente de las personas. No sé si son meros mecanismos de autoconvencimiento, o todo lo contrario. No sé si son escudos o letreros luminosos. No sé, ni si quiera si son reales. Pero sé que existen.

Señales. Señales que notas, que sientes, que te hacen volver la cabeza, que te hacen plantarte en un sitio o huir de él. Señales, que te guían, que te abren los ojos, que te hacen seguir, que te hacen frenar... Señales que te enseñan.


Están ahí, siempre. No son aleatorias. La cuestión es si quieres o no darte cuenta, si quieres seguirlas o darles la espalda. La cuestión es si estás receptivo, pero no a ellas, sino a ti mismo. Las señales no son algo ajeno a ti, cuando dudas en una decisión estás mucho más permeable a todo sentimiento, a todo tu entorno, como si estuvieras esperando que alguien o algo te dijera o mostrara... una señal que seguir.




Y es que cuando estás en el fondo de un pozo sin luz, hasta una tela de araña te parece el mástil más seguro y fuerte al que asirte. Este sentimiento lo tomo como una máscara, como algo irreal, como una manera de huir y escapar. No es, al menos para mí, una señal a seguir.




... Y sin embargo, en ese preciso momento, me picó la ceja izquierda.


Pienso, que hay personas más sensibles, capaces de captar hasta el más ínfimo átomo de luz.

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