martes, 13 de mayo de 2008

La utópica fuerza de un aleteo


Hay gente que nace para luchar, que son guerreros sin armadura o bandoleros sin pistola. Tienen claros sus objetivos, se afanan hasta la última gota de esperanza y no se dan por vencidos. No les importa tener al mundo en su contra, o no tener, simplemente, a su entorno más cercano, que en la mayoría de las ocasiones, pesa más que todo el planeta sobre tu espalda


Prisioneros de sus deseos y carceleros de su razón.

Ella desde muy niña tenía claro que la única dueña de sí misma era ella, que nada ni nadie le haría cambiar de opinión, sabía lo que quería y como tal actuaba. De nada sirvieron opiniones encontradas, ni reproches a deshora... porque si bien no era fácil escaparse a hurtadillas de los barrotes que la sociedad le imponía, para ella no existía prisión tan fuerte como para hacer que su corazón entrara en razones.

Cuando una persona quiere de veras, las fuerzas se alían con ella y es capaz de mover montañas. Tienen fuerza a fuerza de palos, pero esa fuerza se debilita a veces, se pierden en su laberinto... Se debilita, paradojas de la vida, por el simple aleteo de una mariposa. Y aunque de todos es conocido el "efecto" que produce, por muy lejos que se encuentre de nosotros, y por muy fuerte que sea el movimiento que nos provoque, la fuerza originaria de esas personas hará que de nuevo tomen las riendas de su vida y sepan conducirse por su mejor camino... Porque estas personas hacen de su propia esencia el camino a seguir.



Tan sólo es el comienzo, una pequeña introducción...
TÚ sabrás rescatar de mis próximas entradas aquello que te hace inquietar...

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